cap III / HISTORIA DO RUEDA

Marco geográfico
y climático de Rueda

Sin duda, Rueda es la gran referencia de los vinos blancos de Castilla y se encuentra en la denominada altiplanicie de Duero, entre las provincias de Valladolid, Ávila y Segovia. Como se explica en el histórico libro ‘Los vinos de Castilla y León’, sus extensos viñedos ocupan planicies suavemente alomadas cuya altitud oscila entre los 700 y los ochocientos metros. El carácter geológico de los viñedos está en relación con su naturaleza terciaria formada por amplias terrazas aluviales (configuradas a partir de materiales arrastrados y depositados por corrientes de agua) y diluviales (formadas por un conjunto de materiales sedimentarios arrastrados por una corriente violenta de agua) en los márgenes del Duero y de sus afluentes Trabancos, Zapardiel y Adaja.

En menor grado también aparecen terrenos del mioceno. Sobre todos estos suelos se formaron núcleos aislados de estériles arenales preferentemente ocupados por pinares, sobre todo en la zona del Este, entre los cauces del Adaja, Eresma y Cea. En sentido vitícola se trata de suelos sueltos, poco compactos, polvorientos, de amplia profundidad y de sencillo laboreo.

Marco geográfico y climático de Rueda
Huetz de Lemps

Huetz de Lemps

Alain Huetz de Lemps, catedrático emérito de la Universidad de Burdeos y doctor Honoris Causa por la Universidad de Valladolid, y autor de la obra ‘Vinos y Viñedos de Castilla y León’, lo explica de esta forma: La venta fácil y el alza de los precios tienen como consecuencia, al igual que otras veces, el aumento rápido de la extensión del viñedo que ocupa en los últimos veinte años del siglo XIX una superficie considerable. Los dos partidos: Medina del Campo y La Nava del Rey tienen 23.500 hectáreas de viñedo en 1889, y 25.540 en 1892. En Rueda el viñedo cubre 3.445 has, es decir, tres veces más que en 1965; en La Nava del Rey, 4.500 has, cinco veces más que en 1965.

Filoxera

un antes y un después

Pero todo este paisaje se vino abajo a finales del XIX con la filoxera, que invadió España y afectó prácticamente todos los cultivares de la península ibérica. En Castilla se dieron dos focos, uno que vino desde Portugal remontando el Duero; y el de Burgos, que trajo el insecto procedente de Francia tras pasar por Navarra y La Rioja. Esta enfermedad marcó un antes y un después y el cultivo de la vid nunca alcanzó las cifras existentes antes de la devastadora plaga.
Filoxera

Línea
Wagner

El patrimonio varietal vitícola de una comarca natural se basa fundamentalmente en aquellos cultivos tradicionales que, preferentemente adaptados a sus condiciones ecológicas, dan lugar a vinos con características propias, que los distinguen y diferencian.

La cuenca del Duero, con sus encepamientos autóctonos acomodados a su medio natural, se encuentra en situación de privilegio para elaborar vinos de calidad y constituye la divisoria natural entre la España de influencia atlántica y la España mediterránea, concretada vitícolamente, en toda Europa por la línea de Wagner. Esta línea, trazada por Philip M. Wagner, delimita el continente europeo en dos partes. En la inferior se da un clima con dos estaciones marcadas con inviernos suaves y lluviosos y veranos calurosos y secos. Esta zona se caracterizaría por dar vinos cálidos y suaves, con baja acidez, no muy afrutados y altos en alcohol.

En la zona superior de la línea aparece un clima templado con cuatro estaciones muy delimitadas y lluvia en todas ellas. Esta zona nos daría vinos afrutados, con más acidez, más sutiles y delicados y menos contenido alcohólico. En la zona de delimitación aparecen regiones como Rueda, Ribera del Duero, Rioja o Borgoña.

Al norte de esta línea, la vocación vitícola del medio permite el desarrollo de plantas que tuvieron por antecesores las vides salvajes en formas modificadas, las vitis silvestres, en cruzamientos con otras procedencias de más bajas latitudes, en su avance y adaptación a las condiciones climáticas más septentrionales, que producen vinos equilibrados, de menor graduación alcohólica y mayor acidez que los mediterráneos, sien en general más afrutados, importante extremo, sobre todo en los vinos blancos de mayor aceptación.

Al sur de la línea Wagner, la vocación vitivinícola de sus comarcas corresponde al desarrollo de vides originarias de los Proles ponticas y occidentalis, que se remontan a los albores de la historia, adaptados a un clima biestacional, con veranos cálidos y secos e inviernos suaves y lluviosos.

Línea Wagner